Tengo una persona a mi lado que siempre me dice que a los niños de ahora les
preguntamos demasiado, y no puedo evitar darle la razón.
Ayer fui al centro comercial yo sola, sin niñas, a
terminar de hacer compras navideñas. Aparte de lo evidente, de lo tranquila que
iba, sin niñas todo se ve desde otra perspectiva. Y no puedo evitar fijarme en
los demás padres y madres que van con sus hijos, con esas caras de desesperación,
de paciencia infinita. Porque seamos claros, a un niño un centro comercial no
es que le guste mucho, y te lo demuestran con creces.
A lo que iba, que me voy por las ramas. Iba yo
paseando, si si, paseando, increíble pero cierto, lo siento no lo puedo evitar,
es que me emociono de solo pensarlo. Iba yo paseando cuando paso por al lado de
una madre que le pregunta a su hijo, que no tendría más de cinco años: "¿Y
no prefieres subirte mejor en el otro caballito?"
Y yo me digo, ¿Cómo?, ¿Qué tipo de poder le estamos
dando a nuestros hijos? ¿Ellos son los que deciden ahora? Cuando yo era pequeña
mi madre jamás me hacía esa pregunta. Si no me podía subir en un caballito
porque era más caro o por lo que sea, ni me preguntaba, tenía una opción y eso
es lo que había.
También es verdad que antes no había tanta oferta como
existe ahora, ahora hay muchísimas cosas que antes no teníamos. Cuando mi madre
quedaba para tomar unas tapas, íbamos al bar que ella elegía, sin pensar si
había un parque fuera o si había espacio para que nosotros pudiéramos jugar
libremente. Nos sentaban en una mesa y allí tenías tú que ingeniártelas con
servilletas y palillos para hacer algún juego divertido. Ahora vamos
sobrecargados de juguetes para que los niños no se aburran, y decidimos donde
comer en función de si hay parque cerca, o tienen algún espacio para que los
niños jueguen.
Les damos demasiado poder a los niños, y sin
darnos cuenta ellos son los que rigen nuestras vidas. Hacemos y deshacemos en
función de lo que ellos quieran. Y creo que en eso nos equivocamos, nos hemos
ido al lado opuesto, ni una cosa ni la otra. Tendríamos que buscar un término
medio, y darnos cuenta de que los adultos somos nosotros, y aunque valoremos su
opinión, la última palabra debe ser nuestra. Aunque muchas de esas veces sea lo
que ellos quieran. Porque son nuestros hijos, y los queremos más que a nada en
el mundo, y por eso vamos a pensar siempre en lo que es mejor para ellos. Pero
quitémosles un poco de ese poder que les hemos dado. Al fin y al cabo son
niños.
Hola!!!
ResponderEliminarYo creo que es lo que dices tú muy bien, no sabemos encontrar el equilibrio, no estoy de acuerdo con lo que se hacía antes(confieso que mis padres si me dejaban elegir dónde ir y qué hacer y yo no salí nada caprichosa) pero dejarles que decidan todo tampoco es plan, hay que buscar el equilibrio, aunque es difícil, muy difícil.
Un besín.
El equilibrio es difícil, pero nosotros como padres debemos intentarlo. Un besillo guapa.
Eliminar