9/1/15

Princesitas

      No llego a entender porque mis hijas no pueden ser princesas. No entiendo a esas mujeres feministas que intentan hacernos ver que las mujeres somos exactamente iguales que los hombres.

     Por supuesto, no quiero criticar a esas mujeres que luchan cada día en su trabajo por ser tratada igual que un hombre, o aquellas que tanto lucharon por conseguir que la mujer votara. No, no me refiero a ese feminismo. Me refiero al feminismo extremo, a ese feminismo que me prohíbe llamar princesas a mis hijas. Que me hace esconderme cuando le compro un disfraz a mi hija porque quiere ser Ariel,  Elsa, Aurora o cualquier otra princesa que esté de moda en su cabecita.



       Esas mujeres que ven abominaciones en los cuentos de princesas, o en las películas de Disney, que sí, seamos sinceros, el estereotipo de princesas es bastante controvertido. Y aunque esas princesas se van actualizando, siguen siendo princesas. Mujeres preciosas que cantan maravillosamente y visten vestidos de ensueño.


      Mis hijas quieren ser princesas, ¿Y por qué no dejarlas? Quieren vivir esa fantasía de castillos enormes y vestidos que dan vueltas. Es su fantasía, y no creo que tenga nada de malo. Que ahora crean en princesas no significa que en un futuro piensen que va a venir su príncipe azul y se las va a llevar en un caballo blanco a vivir hermosas aventuras. Por lo mismo que no creo que con 20 años se acuesten temprano el día 5 de enero para que los Reyes no las encuentren despiertas, y tampoco creo que se pongan a mirar por la ventana a ver a Papa Noel.


     Toda fantasía tiene su edad, y mis hijas ahora quieren ser princesas, así que yo las entierro en vestidos de princesas, les pongo tacones y les compro coronas y pulseras para que se sientan verdaderas princesitas de cuento.


      Yo de pequeña nunca soñé con ser princesa, no me gustaba jugar con barbies a las fiestas y con lo que verdaderamente disfrutaba era con los playmobil y soñaba con ser el niño de "La historia interminable".  Y que yo sepa eso no me ha hecho una mujer más inteligente, simplemente era una niña que disfrutaba con juegos comúnmente llamados de niños. Mis hijas tienen coches, pelotas, juegos de todo tipo, y al final se ponen su vestido de princesa y pasean a sus bebés en sus carritos. Ellas no han salido a su madre.


     En fin, que no encuentro el sentido de no poder llamar princesas a mis hijas, no creo que le haga mal a nadie, ellas serán unas personas excelentes que serán lo que quieran ser en la vida, independientemente de lo que hayan jugado de pequeñas.






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