14/2/15

Debajo de un tobogán

     Corría por la calle como si alguien le persiguiera, pero no, iba a su boda y llegaba tarde. Elena se iba a enfadar, lo sabía, pero le llevaba un presente para mitigar su enfado. Elena era el amor de su vida y quería pasar el resto de su vida con ella. La amaba a pesar de los consejos de todo el mundo, a pesar de que sus padres le decían que habría más mujeres y que Elena no sería la única.

      A pesar de sus ocho años, y de que le quedaba una vida por delante sabía que era el amor de su vida. Lo había descubierto el día que la conoció, el primer día de clase con tres años, cuando le había dejado el color dorado y le había dicho: "si quieres que un dibujo sea bonito, no puede faltar el dorado". 


      Desde ese momento su corazón le pertenecía a Elena, eran inseparables, en el colegio se buscaban en el recreo y jugaban a caballeros y damas antiguas, que vivían en castillos en lugares lejanos. Ningún niño los entendían, no podían entrar en su reino, así que jugaban solos, y aunque alguna vez algún que otro se unía, acababan yéndose aburridos.

      Llegó donde estaba Elena, habían quedado en el parque, al lado del primer tobogán en el que se habían subido. Y allí debajo estaba ella, con su vestido de princesa y su diadema de flores. Estaba preciosa, llevaba un ramillete de flores, un ramillete de vinagretas amarillas que había recogido a la orilla del camino.


       - Llegas tarde.


      Él no contestó, pero le dio un anillo que había hecho con algo de cobre de una lavadora antigua que su padre tenía guardado por ahí. Elena se sorprendió, le regaló una sonrisa deslumbrante y él volvió a ser suyo.

      Se declararon su amor eterno y se dieron un beso para sellarlo, un beso de amor puro, un beso en los labios casi sin rozarse, un beso que les puso las mejillas sonrosadas. Un beso de niños.

     Pasó el tiempo, y aunque durante los primeros años de su vida siguieron juntos, terminaron distanciándose, la lejanía de una casa nueva en otra parte, un instituto distinto, unos amigos nuevos por descubrir, todo eso les hice alejarse.

      Miguel llegaba tarde a su boda, le metía prisa a su hermano para que acelerara el coche, hubiera conducido el, pero le dijeron que estaba demasiado nervioso para coger el coche. Su suegro ya le había mandado un par de mensajes diciéndole que ya estaban en la puerta de la iglesia, y que su futura mujer se negaba a irse. Ella había insistido en entrar, aunque él no estuviera. 


      Así que cuando llegó, el amor de su vida lo esperaba en el altar. Estaba de espaldas a él, de pie, y aun sin verle la cara, sabía que estaba bellísima. Cogió a su madre del brazo y los dos corrieron por el pasillo, él tirando, su madre arrastrándose por su hijo intentando mantener el equilibrio con los tacones y el vestido.


     Cuando llegó al altar, ella se giró, y le dio una de esas sonrisas que lo derretían. 


      - Llegas tarde otra vez.


     Él no contestó, su belleza lo había dejado sin habla, estaba más bonita que nunca, se acercó a ella y de su bolsillo saco un anillo de cobre, se lo puso en el dedo y los dos sonrieron recordando su primer beso debajo de un tobogán.





11 comentarios:

  1. Ayyyyy, precioso. Me ha gustado mucho, esos amores infantiles que esperan a la vuelta de la esqueina para qeguir donde lo dejaron. Un besito.

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  2. Quise decir a la vuelta de la esquina para seguir donde lo dejaron, es que estoy con el gato y no seja las teclas, jejeje. Besos.

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    1. Yo también tenía una gata, siempre andan por donde menos te los esperas. Muchas gracias Marigem, me alegro de que te haya gustado. Un beso.

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  3. Que tierna, linda historia de amor.............

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  4. Preciosa historia, María. A veces la vida separa a las personas, pero en tu relato, aunque también lo hizo, luego se las ingenió para volverlas a unir. Ainssss me dejas suspirando y sonriendo, gracias!!

    Un besillo de martes!

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    1. A veces gustan los finales felices. Porque en la vida bastante finales tristes vemos para tener que verlos también en la ficción. Un besillo guapa.

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  5. Y... ¿Se puede saber por qué yo no había leído este Relato? O.o
    Porque así me he quedado cuando he visto la fecha...
    ¡Aiiiix! Por favoooooooor... ¡Qué me muero de Monosidad! ¡Y de Cukismo! ¡Y de Amor! ¡Y de todo un poco!
    ¡Me encanta! *-*
    ¡Besines De Piruletas!

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    1. Jijijiji Aún tengo muchos secretos por mi Blog que no has descubierto. Por lo menos te he sorprendido. Un besillo guapa.

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