3/2/15

Las cenas de los viernes

     Fuera la noche lo envolvía todo, la luna no quería salir y las estrellas brillaban menos que de costumbre. O eso le parecía a ella. Dentro había encendido más luces de lo normal. Se había traído las lamparitas de su cuarto al salón y por los muebles, además de la luz del techo, había repartido infinidad de velas. 

      Era viernes, la mesa ya estaba puesta para la cena semanal, la comida en el horno y los entremeses con una pinta estupenda colocados en su sitio. 



    Ella no podía dejar de mirar por la ventana, una sensación ya conocida le revolvía el estómago. Estaba nerviosa, no sabía como saldría, lo que si sabía era que aquel era el último viernes de cena entre amigos. Ella no volvería. Las maletas la esperaban en el maletero del coche y ella se había arreglado para la ocasión.


      Esa tarde había ido a la peluquería y se había cortado su larga cabellera castaña, ahora era una pelirroja de melena al estilo de Milla Jovovich en "El quinto elemento". Su constitución era de esas envidiables, de esas que no cogían kilos de más aunque se comiera montones enteros de chocolate. Así que el vestido negro ajustado con la espalda al descubierto le quedaba como un guante. Se había puesto taconazos, también negros. Y se había maquillado, no mucho, lo suficiente para resaltar entre todos.


     Sabía que la mayoría vendría en vaqueros o con la ropa directamente del trabajo, con lo que ella iba a ser el centro de atención lo quisieran o no. Siempre había sido una cena para desconectar de la semana, para no perder el contacto entre amigos. Una cena de risas, charlas de política y juegos de mesa.


     A la cena asistían siempre ella y su marido, que por su trabajo era el que solía llegar más tarde, sus dos amigas solteras de la universidad, que al principio se unieron por si podían conocer a algún amigo macizo de su marido, y que después se quedaron a pesar de sus continuos viajes por su trabajo, y de sus continuas faltas. También cenaban con ellos su cuñado con su mujer, el hermano de su marido siempre se había comportado con ella un poco distante, incluso después de años de cenas semanales, y de comidas familiares.


       Dos compañeros de trabajo de su marido con sus mujeres también asistían a la cena, ella había hecho muy buenas migas con aquellas mujeres, incluso había veces que quedaban para desayunar o para alguna tarde de compras.


     Y ahí estaba ella frente a la ventana, esperando la llegada de sus invitados. No se movía, no lo hizo ni cuando vio al primer invitado atravesar la verja del jardín y tocar a su puerta. Solo salió de su mundo particular cuando su cuñada le toco al cristal de la ventana.


     - ¡Chica estás espectacular! 


     Conforme fueron llegando los invitados, fue oyendo toda clase de piropos, ella los aceptaba todos con una sonrisa, y cumplió como una perfecta anfitriona. Cuando las copas estaban vacías, ella las llenaba de vino, cuando se acababan los platos ella los llevaba a la cocina.


      En cuanto acabaron la cena y se dirigieron a la parte del salón de los sofás, su mejor compra de la casa, tres sofás haciendo un corro alrededor de una mesa de centro cuadrada. Eso lo echaría de menos.


     - Tengo una sorpresa para todos vosotros. Espero que os guste. Os he hecho un montaje de fotos para celebrar tantos años de amistad.


     Algún que otro aplauso y grititos de alegría se oyeron por la sala, que fue interrumpido por "Mondo Bongo" de Joe Strummer and the mescaleros. En la televisión empezaron a verse fotos de todos ellos, desde más jóvenes hasta la época actual. Ella no se sentó, se quedó de pie mirando sus caras en vez de la televisión. Al rato de algunos selfies más el ritmo de las fotos empezó a cambiar. Las fotos eran de gente desnuda. Al principio no se sabía quienes salían allí. Todos la miraron, y ella sonrió. 


      - No os perdáis ni un fotograma, es digno de ver.


      Ya no podían dejar de mirar a la televisión, aquellas imágenes, antes borrosas, ahora se veían con total claridad. Fotos de su marido desnudo con su cuñada, fotos de su marido con una de las mujeres de su compañero de trabajo, fotos de los tres juntos, en miles de posturas en una cama con sábanas blancas de hotel. Acto seguido empezó un vídeo, un vídeo demasiado explícito que tuvieron el placer de ver hasta que el marido encontró el mando que previamente había escondido.


      Todos la miraron a ella, pero ya no estaba. No le había hecho falta ver sus caras, ya había tenido su venganza, había destrozado sus vidas, ¿pero acaso no se la habían destrozado a ella antes?. Ella se recompondría, saldría adelante, y sobre todo, ya no habría más cenas de los viernes.



Foto sacada de Internet

8 comentarios:

  1. Wooow María, me he quedado anodadado, menuda venganza, tan bien planeada y tan intensamente ejecutada, un plan perfecto, una narración excitante e intrigante ne ha sumergido en esa última cena de los viernes, como uno más de los invitados he asistido a este genial espectáculo con sorpresa final. Espléndido relato, me ha encantado.
    ¡Abrazos, compi! ;)

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    1. Para planear una venganza como esa hay que tener la cabeza muy fría. Yo creo que no podría disimular tanto, pero esta prota es muy fuerte. Un besillo Compi de Letras.

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  2. ¡Grande, María! Nada es lo que parece hasta el acto final. Bueno, bueno de verdad. Bsos

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    1. Me encanta sorprenderos, y sobre todo, intentarlo y conseguirlo. Un besillo Fernando.

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  3. Un relato magnífico, María. Parece que ella había preparado algo más que la cena aquella tarde. A buen seguro que más de uno tuvo una bien merecida indigestión!!

    Me ha encantado, hasta el final no tenía ni idea de lo que iba a suceder. Me encantó!! :)

    Besillos de lunes.

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    1. Sí, ella lo ha planeado bien. Aunque la cena seguro estaba rica, a alguien no le supo tan bien. Un besillo guapa.

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  4. María, has conseguido mantener la intriga hasta el final. Eso es una buena venganza.
    Te hacer reflexionar sobre falsedades e hipocresías que se dan en este mundo en el que vivimos.

    Saludos

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    1. La verdad es que sin mentiras el mundo iría mucho mejor. Pero está en la condición humana. Muchas gracias guapa. Un besillo.

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