Me acerqué a aquella niña que ya llevaba
viendo un rato sola en el parque. No veía a sus padres por ningún sitio y no
debía de tener más de seis años. Estaba sentada en un banco contemplando como los demás niños del parque jugaban.
- Hola, ¿te has
perdido?
Me miró
sopesando, supongo que intentando adivinar si yo era de fiar o no. Si podría
confiar en una auténtica desconocida. Yo no tenía mala pinta, esa mañana me
había arreglado un poco más para salir a correr. Me había puesto mi chándal nuevo
con el que llevaba encaprichada todo un mes. Me había recogido mi pelo en una
cola, e incluso me había maquillado un poquito. Con esto de la nueva moda de
correr, nunca se sabe con quién te puedes encontrar.
- Hola. No me he
perdido. Sé dónde estoy. – Me contestó con una sonrisa en la boca. Yo le seguí
un poco el juego, pensando que a lo mejor se había escapado de sus padres.
- ¿Y tus padres?
¿Saben que estás aquí?
- Claro que lo
saben, ellos vienen todos los días a verme.
- ¿Es que vives
aquí? ¿No vives con tus padres?
La pequeña me miró
con sus ojos avellana como si le estuviera haciendo una pregunta estúpida. Yo
ya empezaba a desesperarme, y no paraba de imaginarme a esos padres buscando a
su niña desesperados, pegando carteles por el barrio y llamando a la policía.
Intenté cambiar de tema, a ver si le sacaba algún tipo de información a mi
pequeña acompañante.
- ¿Por qué no
juegas con los otros niños?
- ¿Siempre haces
tantas preguntas a los desconocidos?
La niña me
contestó con sus ojos puestos en los niños, y yo ya me estaba hartando. Era una
niña impertinente que seguramente se habría enfadado con sus padres por alguna
tontería y habría salido corriendo. Pero antes de que me pusiera en pie para
llamar a la policía me miró con una gran tristeza dibujada en la cara.
- Ya no me gusta
jugar con los otros niños. No me quieren tener cerca.
- ¿Por qué no
quieren jugar contigo? - Me dio tanta pena que todo el enfado que llevaba
acumulado se esfumó de pronto.
- ¿Es que de
verdad no lo sabes? – La compasión se dibujó en su cara. Y dirigió su mirada
detrás del banco. – Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.
Yo mire donde ella observaba. Me levanté
del banco y me acerqué a lo que parecía un altar de flores. Había ramos de
flores por todas partes, dibujos de niños, y recortes de periódicos inundaban
aquel claro del parque. Me fije en uno de los recortes, y lo que vi me dejó sin
habla. En él se leía un titular “Heroína muere al intentar salvar a una niña de
los disparos de un loco en el parque del oeste”. Abajo había tres fotos, en una
la niña sentada en el banco volaba una cometa, en otra la policía se llevaba a
un hombre detenido, y la otra foto era una que me habían hecho mis padres en mi
último cumpleaños en la playa.
¡Wow! Muy bueno, María. Y el final, espectacular. Felicidades. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado Pedro. Muchas gracias. Un abrazo.
EliminarOh, por amor a Dios... lo de la niña era de esperarse pero lo de la dama.... me hizo erizar por completo... O.o
ResponderEliminarMe alegro de que taya podido sorprender con algo, muchas gracias por pasarte y comentar Andrés. Un saludo.
EliminarEs que ha estado genial, te admito que volví a pasar para volverlo a leer ;)
EliminarMe alegro de que te haya gustado tanto. Un saludo.
EliminarMe encanta, muy bueno!! Pero da un poco de mieditoooooo....
ResponderEliminarMe encanta a mi hacerte pasar miedo a ti, ya no solo te hago llorar. Lo próximo es sacarte una carcajada. Un besillo.
EliminarMuy bueno, María. Una historia tierna que conmueve con un final sorprendente que cambia por completo el registro del texto. Me encantó!! Mucha suerte en el concurso :)
ResponderEliminarUn beso!!
Muchas gracias Julia. Un placer sorprenderte. Un beso y feliz fin de semana.
EliminarAsombroso relato que me ha provocado un sensacional cosquilleo eléctrico en la nuca, perfecto! Tremenda vuelta de tuerca!
ResponderEliminarUn abrazo María!
A veces a la vida hay que darle vueltas de tuerca, así es más interesante. Muchas gracias Edgar.
EliminarMe ha gustado mucho. Muy bien llevada la narración, sorprende y sobrecoge. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Clara. Un abrazo.
Eliminarshi! me encantó y me sorprendió,excelente !
ResponderEliminarMuchas gracias Ady. Un placer sorprenderte.
EliminarMuy buena historia, con un desenlace no esperado.
ResponderEliminarSaludos!!
Gracias Alejandra, me alegro haberte sorprendido. Un saludo.
Eliminar¡Buah! ¡Brutal! ¡María!
ResponderEliminarYa me imaginaba yo que la Peque era una Fantasmita que vagaba por el parque... De hecho, me he acordado de algo muy gore (Y sí me hizo un poquitín de gracia, al imaginarme la situación... Vamos que si me pasa a mí... Muero de miedo... #SeSabe) que leí el otro día en Twitter:
- Niña, ¿no te da miedo ir sola por el parque a estas horas?
- Cuando estaba viva sí...
El caso... Que tontadas a un lado... El final me ha resultado de lo más inesperado... No sé, creí que la Señorita Deportista era algo así como la prota de "Entre Fantasmas"... Pero no... ¡Ha sido muchísimo mejor!
Eso sí... El tono trágico del final... ¡Uffff! Es triste. Y, al mismo tiempo, muy valiente...
¡Besines! ;)
Muchas gracias Campanilla. Me alegro haberte sorprendido. La pobre mujer no había superado aun su situación, pero la niña se lo deja muy claro. A veces los niños tienen las cosas más claras que los adultos. Me encantan tus comentarios en mis historias. Me dan otra perspectiva de lo que escribo. Un beisllo guapa.
EliminarTremendo, María! Me ha erizado totalmente. Lo de la niña me lo esperaba, pero ese giro final, me descolocó por completo.
ResponderEliminarFelicidades!
Muchas gracias María. A veces es bueno descolocarnos un poquito para volver a ponernos en nuestro sitio. Un besillo.
EliminarAún tengo los pelillos de punta. Muy bueno. Besitos guapa y enhorabuena
ResponderEliminarMe alegro haberte causado esa sensación, eso quiere decir que te ha llegado. Muchas gracias Mercedes. Un besillo.
EliminarExcelente, María. Poco a poco se va viendo que algo no va bien e incluso se llega a intuir, pero finalmente, aún así, te sorprende.
ResponderEliminarComo dicen, da escalofríos.
Un saludo.
Me alegro haberte sorprenddo al fin. Es difícil sorprender con los relatos. Y sobre todo, con estos temas en los que aún soy novata. Muchas gracias Ricardo. Un saludo.
Eliminar:( aissh! no..me voy con el corazón partio....pero que buena narración,siempre manteniendo la atención,disfrutado y por supuesto compartido!
ResponderEliminarMuchas gracias Ady, vaya paseo te has dado por mis letras. Un placer tenerte por aquí con mi niña del parque. Besillos.
EliminarLos bellos de punta. Excelente, el final me ha cogido totalmente por sorpresa. Saludos.
ResponderEliminarMe encanta sorprender con mis relatos. Que me digáis que os he sorprendido es uno de los mejores elogios. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.