18/3/15

Perdona

     Llevo mucho tiempo con mi faceta de madre del blog un poco abandonada. Y es que he tenido que utilizarla durante estas semanas un poco más de lo usual en casa. Ya sabéis, con los ingredientes normales de madre: paciencia, paciencia y paciencia.


     Hoy quiero hablar de uno de los valores más importante. Uno de los valores que intento inculcar a mis hijas desde que nacieron. Y es saber pedir perdón. Parecerá una cosa nimia, sin importancia. Pero con el paso del tiempo y encontrándome personas tan distintas en mi vida, me he dado cuenta que lo que mi madre me grabó a fuego, eso que me sale sin pensarlo, esa parte de mi intrínseca, no está en todas las personas. 


     Existen personas que no saben pedir perdón. Por los motivos que sea. En sus casas no les ha parecido importante o el orgullo les frena, o el dar su brazo a torcer, a sabiendas de que están equivocados es algo superior a sus fuerzas. O simplemente es que no saben reconocer cuando se equivocan. O que piensan que el reconocer que están equivocados cambian su imagen que tienen de ellos y tenga un efecto negativo en su autoestima.

      Y es que en mi opinión pedir perdón es algo primordial en esta vida. Nos enseña otros valores fundamentales como es la empatía. Al pedir perdón sinceramente, nos ponemos en el lugar de la otra persona, y nos damos cuenta del daño que le hemos hecho. 


      Nos enseña a aceptar nuestros errores, y por lo tanto a poder corregirlos. Si no nos damos cuenta cuando nos equivocamos, jamás podremos reconocer nuestros errores ni solucionarlos. 


      Nos enseña a dejar el orgullo a un lado, a no intentar quedar siempre por encima de la otra persona. El orgullo es bueno, no digo que no, pero hasta cierto límite. Como siempre digo, los extremos nunca son buenos.


      Yo quiero todo eso para mis hijas, quiero que sepan aceptar sus errores, que serán muchos, que cuando se equivoquen sepan aceptarlo y sepan arreglarlo. Necesitan armas para desarrollarse en la vida, para ser mejores personas. Y el pedir perdón es una de las mejores.


     ¿Y qué mejor manera de enseñárselo que con el ejemplo? Ellas, ahora que nos ven sus modelos a seguir (cuando sean adolescentes, no quiero ni pensarlo), tienen que vernos a nosotros como sabemos pedir perdón. Y por eso, una de las cosas que suelo hacer con ellas es pedirles perdón cuando creo que me he equivocado. Cuando en algún momento les he gritado más de la cuenta, simplemente porque tengo un mal día o porque no han hecho lo que yo he querido, después les he pedido perdón. 


     Y mucha gente me dirá que como puedo hacer eso, que los niños necesitan autoridad. Y yo les diré que los niños tienen que ver que nosotros también nos equivocamos, para que ellos puedan canalizar también esas emociones y no necesiten ser perfectos.


      Hay veces que cuando pedimos perdón no es suficiente, pero es un primer paso. Cuando lo que hemos hecho no se arregla con un simple perdón, sabemos que tenemos que dar tiempo a la otra persona, u ofrecer un aliciente, como un cambio en nuestra actitud, para que con el tiempo vean que estamos arrepentidos de verdad. Otra cosa que nos enseña, la paciencia. 


      Como veis el perdón no es algo que tomarse a la ligera. Es algo fundamental en nuestra vida diaria. Y es algo que me encantaría que mis hijas supieran utilizarlo con sentido común. Algo que les llevará a ser mejores personas en la vida.




4 comentarios:

  1. Tienes toda la razón. Yo soy muy orgullosa pero sé perdir perdón, es en lo único que cedo en ese sentido, si me equivoco lo reconozco, no pasa nada.
    Mis hijos son así también, pero claro, es lo que tú dices, ellos no aprendieron a decir perdón por ciencia infusa, es algo que fueron viendo. Un besín y mme ha gustado mucho leer esto, me alegra ver que queda gente que sabe pedir perdón.

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    1. A veces no nos damos cuenta de que el ejemplo es la mejor enseñanza. Muchas gracias Marigem por pasarte. Un besillo.

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  2. María, qué bien expresado. Pedir perdón es super importante. Es reconocer que te has equivocado y que has hecho daño a otras personas.
    No todo el mundo sabe hacerlo y a veces las disculpas llegan tarde. Pero pienso que siempre es bueno pedir perdón.
    Haces muy bien en enseñárselo a tus hijas.
    Un besito

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    1. Siempre es bueno pedir perdón. El otro día sin ir más lejos, estaba ya bastante estresada y le grite un poco más de la cuenta a mi hija mayor. Luego le pedí perdón, y ahora la peque lo cuenta "pero mami le pidió perdón a la hermana". Y a pesar de haberme equivocado, se lo expresé y ellas lo entienden. Me siento orgullosa de ellas con lo pequeñas que son.
      Ya te he soltado mi rollo, jajaja.
      Un besillo.

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