Mi casa
es un adosado en una urbanización en la costa de algún lugar de España. De esas
que son todas iguales, pero separadas por sus muros. Tengo una piscina
comunitaria en la que me paso todos los días de verano. Allí hablo y cotilleo
con las vecinas de la urbanización, veo a los hijos de otras saltar en el agua
y chapotear hasta la saciedad.
Pero
luego llega el invierno, y aunque, por nuestro clima, la piscina podría estar
abierta durante todo el año, la cierran porque estamos deseando ponernos las
botas y los pantalones largos, no vaya a ser que le dé por caer las
temperaturas a bajo cero.
Lo que
más me gusta de mi casa es la tranquilidad. Durante el invierno todos vuelven a
sus casas, todos menos yo. Que me quedo en mi casa de verano para siempre. Y es
que mi casa es mi tesoro. En ella guardo todo lo que es importante para mí.
Hoy os
lo cuento porque no sabéis quien soy, ni donde vivo en realidad, gracias a la masificación
en la construcción, casas como la mía hay millones. Tampoco os daré mi nombre,
podría daros uno falso, pero, ¿para qué? Nunca me vais a llamar.
Así que
os contaré mi secreto, el mayor secreto que tengo guardado desde hace años,
concretamente desde que tengo mi casa.
Y es
que cuando me la compré, sin hipoteca, empecé a hacer lo que más quería. Cuando
entráis en ella, puede ser que no os fijéis, y no os deis cuenta de lo especial
que es. Mi salón está cubierto por estanterías. No tengo televisión, solo
libros. Libros de todas las épocas y de todos los géneros. Cualquiera que los
vea podrá elegir alguno, porque seguro que hay uno que le llama la atención.
Todos los he leído, y todos son primeras ediciones. Unas me han costado más que
otras.
El
resto de la casa no se diferencia de otras casas que hay por ahí. Solo los
entendidos podrán ver en las paredes, verdaderas obras de arte. Van Gogh,
Monet, Picasso, Dalí, Rembrandt,… Todas ellas originales.
¿Qué cómo
es posible? ¿Cómo una funcionaria como yo se puede permitir todos estos
tesoros? El dinero mueve montañas. Y yo tengo mucho, solo os diré que soy una
chica con suerte, hija única de unos padres muertos que amasaron una fortuna.
Sí, mis
padres murieron, una gran tragedia. Un accidente de coche, parece ser que
alguien manipuló los frenos. La investigación se cerró sin encontrar al
culpable. Dejando una niña huérfana de tan solo doce años.
Pero
bueno, ya os estoy dando demasiada información sobre mí. Solo quería deciros,
que esa no es mi verdadera fortuna. Mi fortuna se encuentra en mi sótano.
Cuando bajo las escaleras al piso inferior, el olor invade mis fosas nasales. Y
yo me encuentro rodeada de primeras ediciones de libros que muchos dirían que
deben estar en las Bibliotecas. El Quijote, El Libro del Buen Amor, El
Lazarillo de Tormes (con el verdadero nombre del autor), Niebla,… Y montones
más, que ni siquiera se sabe de su existencia.
Tengo
cuadros envueltos y enrollados, cuadros apilados, porque las paredes de mi casa
no los aguantarían.
Y todo
es solo para mí y para mis ojos. Nadie ha entrado jamás en mi casa. Y nadie lo
hará. Porque todo esto es solo mío, otros ojos no sabrían valorar el valor de
mis reliquias. Y por supuesto nadie debe saber jamás que las tengo aquí
guardadas.
Me
tacharéis de avariciosa, pero aquí no tengo ni la cuarta parte de lo que
debería tener. Estoy en trámites con un museo, no os diré cual, para comprar
tres nuevos cuadros. Al mismo tiempo, estoy en contacto con la Universidad de
Salamanca, allí hay libros que tienen que estar en mi colección.
Hay muchos tipos de acaricia y parece que la de tu prota es de tipo artístico. No deja de serlo, pero me parece más sana, o al menos más refinada, que otras. Ojalá encontrara su casa y me invitara a café para poder admirar todas esas maravillas!! :)
ResponderEliminarBesillos de lunes, María :)
Sí,a mi también me encantaría ir a su casa, pero creo que no nos va a dejar entrar.
EliminarUn besillo Hermana de Letras.
Me encanta!! Más que nada porque, tocaya de letras, tengo gran pasión por los libros. Yo siempre, desde que vi de pequeña La bella y la bestia, he querido tener en mi casa una sala de biblioteca para guardar apuntes, libros... :) Además también me encanta el arte (di historia del arte en segundo de bachillerato y me encantó).
ResponderEliminarSigue así.
Un abrazo grande! <3
Me alegro de que te haya gustado. Visto así, la avaricia no es tan mala, ¿no?
EliminarUn besillo.
Yo tb quiero ser avariciosa en ese sentido y apilar miles de libros!!!! Besitos Maria!!
ResponderEliminarJajajaja, yo la verdad es que ya los apilo, aunque me faltan muchíiiiisimos.
EliminarUn besillo.
Coincido con el resto María, me encantaría tener una habitación llena de libros, no soy avariciosa pero si soñadora!! Jeje
ResponderEliminarBesin ;)
Libros, libros, y más libros. Nunca hay suficientes.
EliminarUn besillo.
Me ha gustado mucho María, este personaje me parece menos "creído" que el anterior. Pienso como Julia, es avariciosa, pero de otro rollo, más artística. A mi me gustaría un salón como el suyo, sin duda, jaja. Un abrazo y a esperar el siguiente pecado! ; )
ResponderEliminarYo creo que a la mayoría nos encantaría. Ese tipo de salones son especiales.
EliminarUn besillo.
Aunque tenía pensado no comentar tus relatos sobre los pecados capitales hasta que estén todos escritos y los haya podido leer (por ahora voy al día), sí que a modo de alto en el camino me he animado a compartir mis impresiones. Sin duda una ventaja de una persona adinerada es poder aglutinar con avaricia lo que otras sueñan pero no pueden permitirse. Por un momento al contar el accidente de los padres he visto un ramalazo de..casualidad al ser un fallo de frenos y una niña avariciosa... jaja.
ResponderEliminar¡Un buen relato y un beso!
Uy, sí, que casualidad, ¿no? Jajajaja. Pensaba que no se había dado cuenta nadie...
EliminarUn besillo.
Vaya María, a veces me haces dudar de tus historias, ¿existe la protagonista?
ResponderEliminarQué yo la conozca, no. Sí que tiene algo de mí, como todos los personajes que creo, pero no soy yo. Jajajaja. Auneu para que mentirte, me encantaría tener su sótano.
EliminarUn besillo.
Imaginación al poder, sí: y los libros y la vida
ResponderEliminarMuchas gracias, Luis. Cuánta más imaginación mucho mejor.
EliminarUn besillo.