19/10/15

La búsqueda XXI







SINOPSIS DE LOS PERSONAJES

HADAS:

DRÍADES: Hadas de Tierra.

SALAMANDRAS: Hadas de Fuego.

ONDINAS: Hadas de Agua.

SILFOS: Hadas de Aire.


DRÍADES: 

Arien: Reina de los Dríades.
 
Eglantina: Maestra Dríade.

Ellyon: Buscador Dríade.

Abatwa: Dríade desterrado.

SALAMANDRAS:

Nimue: Reina de las Salamandras.

Glasting: Maestra de las Salamandras.

Leanan: Buscadora anterior.

Morrigu: Buscadora de las Salamandras.

ONDINAS:

Oonagh: Reina de las Ondinas.

Lorelei: Antigua buscadora y pareja de Abatwa.

Licke: Buscadora de las Ondinas.

SILFOS:

Moira: Reina de los Silfos.

Edrielle: Buscadora de los Silfos.


ELFOS OSCUROS:

Zelantina: Reina de los Elfos oscuros.

Dagmar: Hijo de Zelantina y Guerrero Ede los Elfos Oscuros.

Sharku: Guerrero de los Elfos Oscuros.



CAPÍTULO XXI

                La comida rebosaba en la plaza. Los jugos de bayas pasaban de unas manos a otras. Las hadas bailaban al son de la música que hacían sonar los pocos que sabían utilizar los instrumentos. Licke danzaba al son de las flautas, mientras espolvoreaba gotitas de rocío a su paso.

                Estaba contenta, sobre todo desde que Abatwa se había abierto a ellos. Estaba segura de que eso le daría una oportunidad. Era optimista por naturaleza, todo le hacía sentir feliz. Y cuando estaba al lado del Dríade se sentía más feliz aún.

                Se había enamorado de él, aún sin conocerlo. Al oír hablar de su pasado, ese halo de misterio que lo cubría. Todo en él era especial para ella. Pero cuando lo vio, tan seguro de sí mismo, tan lleno de pena en su interior, supo que ella tenía que salvarlo. Y lo haría con su amor, poco a poco, con paciencia. No tenía prisa. Las hadas viven mucho tiempo. Y aunque sabía que cuando la búsqueda acabara, ella tendría que volver a ser humana, habría más búsquedas.

                Siguió girando, y girando sobre sus pies, mientras pensaba en sus sentimientos. Sabía que todos los conocían. La consideraban una niña, pero ella sabía tener paciencia. Era una niña con las cosas muy claras. Y sabía que quería a Abatwa y acabaría viviendo con él como hada.

                Lo vio bebiendo al lado de Edrielle. Los dos se querían más que si fueran hermanos. Rebosaban paz cuando se encontraban juntos. Los miró un instante, y se acercó a ellos. Cogió a Abatwa de las manos y lo llevó a bailar con ella. El Dríade no se resistió. No podía negarle nada aquella niñita que había robado su corazón. Sentía que tenía que protegerla en todo momento. Se había convertido en la hija que él nunca tuvo.

                Edrielle se quedó sola unos pocos minutos. Mientras reía viendo bailar a sus amigos, se dio cuenta de que alguien se acercaba a ella.

                - ¿Cómo te encuentras? – Arien tocó levemente la barriga de la Silfo.

                - Estoy bien. Mis pequeñas ya empiezan a comunicarse conmigo. Aunque siguen prefiriendo hablar con Ellyon. Aún no sé porque.

                - Ellyon es poderoso, mucho más de lo que ha sido otro buscador Dríade hasta ahora. Ni siquiera él sabe todo el potencial que posee. Ya su abuelo era poderoso.

                - Le echo de menos. Se parece tanto a él. Sé que sus aventuras ya han acabado, pero deberíais permitir que nos visitara. Solo para verlo.

                - Sabes que eso es imposible. No se contempla en las leyes. Solo os llamamos para ser buscadores. Cuando acabáis vuestra misión, volvéis al mundo al que pertenecéis.

                - Lo sé. Pero es difícil de entender porque unos viven más búsquedas que otros. En el caso de las Salamandras está claro, pero ¿los demás?

                - Solo Fénix y los dragones lo saben. Nosotros solo somos meros buscadores. Un medio para un fin.

                - Dos hadas tan preciosas no deben estar aquí tan serias. Necesitáis bailar. – Abatwa les tendió una mano a cada una que aceptaron encantadas.

                Morrigu se movía entre las hadas sin rumbo fijo. Su mirada oteaba el cielo sin descanso, olvidándose de todo lo que había sobre la tierra. Estaba nerviosa. Sabía que ella era la pieza importante de la búsqueda y quería estar a la altura. No sabía si encontraría su dragón, o tendría que esperar a la siguiente búsqueda. Pero sí sabía lo que sentía. Las llamas de su interior la quemaban sin remedio. No era capaz de controlarlas. Y mucho menos después de haberse unido a Dagmar.

                No había contado nada de aquella unión, de lo que había visto, ni de lo que había sentido. Pero Fénix había abierto todas sus barreras y las del elfo oscuro. Así que había podido entrar en él y entender todos sus sentimientos. Vio que no todos los elfos oscuros son tan oscuros. Qué el ser hijo de una reina te marca durante toda tu vida. Y más cuando tienes a una madre que antepone su pueblo a su propio hijo. El no saber quién era su padre y la tortura a la que se veía sometido con los desprecios de Sharku.

                - Deja de mirar al cielo. Él no aparecerá hasta mañana a la hora de partir.

                - Lo sé Ellyon, pero me siento más segura cuando está conmigo. – Morrigu salió de sus pensamientos cuando el Dríade se acercó a ella. Se agarró de su brazo y siguieron paseando entre las hadas.

                - ¿Estás nerviosa? Porque yo no sé cómo la gente puede estar tan tranquila bebiendo y bailando. Sabiendo a lo que nos enfrentamos mañana.

                - Es la forma que tienen de olvidarse por un momento de las preocupaciones. A mí no me parece mala idea.

                - Lo sé, pero es que encima tenemos que ir cargando de esos odiosos elfos, y…

                - No son tan odiosos como tú crees.

                - No sé a ti, pero a mi Sharku me da escalofríos. A saber sí no traerá veneno para matarnos a todos.

                - No te preocupes, está en juego el honor de su reina. Y el Fénix no les ayudará si nos atacan. Con lo que no tienen opción.

                - De todos modos no les quitaré ojo.

                - Ni ellos a ti. – Los dos se echaron a reír.

                De pronto las luces se acabaron, la música cesó, y una voz sonó por encima de las demás.

                - Es tarde. Es la hora. Los festejos han acabado. Los buscadores deben descansar para empezar con una buena búsqueda mañana.

                Hubo murmullos de asentimientos y alguna que otra protesta por parte de las hadas más jóvenes.

                - Buena búsqueda.

                Las hadas gritaron al unísono, y después el silencio se adueñó de la ensenada. Todos fueron retirándose a sus casas. Los buscadores durmieron todos juntos en el suelo frente a la chimenea.


8 comentarios:

  1. Hermoso instante de festejo, saboreando el nuevo amor que crece entre Abatwa y sus compañeras de viaje. Me ha encantado la visión comprensiva de la cierta oscuridad impuesta en los elfos. Un capítulo de ensueño, un día antes de partir en busca de los huevos de dragón. Apasionante, María.
    ¡Abrazo, Hermana de Letras! ;)

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    1. No sé yo si Abatwa sinte el mismo amor que Licke, pero ya se verá. A ver que ocurre con ese amor.
      Un besillo Hermano de Letras.

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  2. Ains, aquí llevo un montón de retraso.jeje A ver como lo soluciono, porque me ha gustado este trocito. ;)
    Un abrazo gordo. :)

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    1. Puedes ir al apartado de por entregas y tienes dos enlaces, el del primer capítulo, o directamente en la recopilación de los primeros quince capítulos. Son cortitos, espero que te gusten.
      Un besillo.

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    2. De nada guapa. Hay que ponerlo fácil.
      Un besillo.

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  3. Un capítulo construido, con buen hacer, mediante unos diálogos naturales e inteligentes. Muy bien llevada la escena a través de esa pareja de personajes hablando de sus preocupaciones o sentimientos, introduciéndonos en la mente de cada uno justo el día antes de marchar a la Búsqueda. Una cosa que más me gusta de las historias (novelas, relatos, películas, series), y a lo que más importancia doy, es a los diálogos, por eso este capítulo me ha gustado tanto.
    Un abrazo, Compañera.

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    1. Me alegro de que te guste. Es verdad que los diálogos son algo difíciles de hacer para darles credibilidad. Así que me alegro de que te haya gustado.
      Un abrazo Compañero de Letras.
      Un besillo.

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