No sé
sí conocéis esa ley que dice que las cosas nunca se rompen solas. Pues es una
ley totalmente corroborada y certificada. Las cosas nunca, nunca, jamás de los
jamases se rompen solas. Porque eso no sería divertido, ni divertido ni
estresante.
Hace
poco mi hija mayor, recordemos que tiene cinco años, rompió la guantera del
coche. El plastiquito que la cierra. Fue en una de esas pisadas de Atila, como
yo las llamo, en recuerdo a mi madre, ella tenía su Atila, y yo tengo la mía.
Para quien no lo sepa, se dice que por donde pisaba Atila, el rey de los Hunos,
no volvía a crecer la hierba. Clases de historia gratis que nos daba mi madre.
En fin,
como decía, mi hija rompió la cerradura de la guantera. Al principio no le
dimos importancia. Se cerraba y como no la usamos mucho, la dejamos, ya la
arreglaríamos. Pero en estas últimas semanas empezó a abrirse en cada bache, en
cada cuesta, en cada frenazo. Así que no me quedó más remedio que llamar al
mecánico.
Mi
mecánico, ese gran hombre que encontré por casualidad, por una batería gastada.
Ese en el que confío plenamente y le daría mi coche con los ojos cerrados.
Desde aquí le doy las gracias a la amiga que lo llamó y que estaba conmigo en
ese momento, porque de verdad que es estupendísimo. Ya os contaré mis historias
con los mecánicos.
En fin,
mi mecánico me dijo que tenía mucha suerte porque esa pieza se rompe muy a
menudo, y que era raro que no la hubiera cambiado en mis 11 años de coche que
va a cumplir. Así que me fui contenta a mi casa, con la pieza cambiada y sin
gastarme un dineral.
Pero
claro, no todo es de color de rosa. Esta mañana al levantarme y empezar a
vestir a las niñas la luz se ha ido. Los plomos han saltado. Los vuelvo a
subir, y no hay luz. Como una loca y con las niñas sin vestir, he ido
desenchufando todas las cosas de la casa, enchufe por enchufe, e interruptor
por interruptor. Nada, la luz no venía, las niñas sin vestir, sin peinar y
teniendo que llevarlas al cole.
Las
mando a lavarse los dientes, pero como no hay luz, tienen miedo. Les busco una
linterna y se la doy, mientras, sigo con mi tarea de encender y apagar luces.
Nada de nada. Las intento vestir, ya que para acompañar la velada, están
imposibles, la mayor renegando por todo y la pequeña copiando todos sus
movimientos.
Por fin
las visto y me las llevo al cole. Ya en el coche cuando llego, como son aún
menos diez, llamo al seguro. Las niñas en el coche con las puertas cerradas y
pegando gritos y saltando como monos, mientras yo fuera, teléfono en mano y
tiritando de frío, las intento ignorar. Ya limpiaré el coche de sus pisadas.
Por fin
las dejo en el cole, vuelvo a mi casa, y me pongo a recoger todo lo rápido que
puedo, para que el técnico no vea tanto juguete por medio, por lo menos que no
se caiga por un accidente provocado por una pelota, pin y pon, tizas o similar.
Después
de todo, solo ha sido el fusible de los contadores. Y todo acaba en seis euros
que tengo que pagar por la piececita. Porque para ahorrarnos un dinerillo nos
quitamos el seguro de Endesa y nos cambiamos de compañía. Aun así creo que
salgo ganando. Mi luz es más baja y me ahorro dos euros al mes del seguro, que
buenos son. Ya os contaré algún día, mis experiencias con la compañía de la
luz.
Ya por
fin, acabo de desayunar y me siento en el ordenador a escribir. Ahora me ha
dado todo el bajón de esa adrenalina que me ha estallado en el cerebro. Porque
sí, cuando algo anda mal, mis nervios me poseen, y aunque por dentro me repita
que no es nada. No consigo controlar todos esos nervios que me atenazan. Así
que ahora me encuentro con el estómago revuelto, una languidez extrema en las
manos, y un dolor de cabeza incipiente.
Y solo
tengo una cosa en la cabeza, que es que necesito un electricista en mi familia.
¿Y porque no puedo ser yo? A lo mejor un día me pongo a estudiar a ello. Porque
después de todo, eso sí que sería algo útil, y no tanta carrera.
Jajaja. Hay días que todo sale mal y es por culpa del señor Murphy cuya Ley, como ley que es, se cumple a rajatabla. Tenemos suerte de que no siempre nos toca sufrirla a los mismos y se reparte equitativamente.
ResponderEliminarAlgún día me dedicaré a contar la frecuencia con la que se presenta.
Un abrazo.
Pues sí, hay días que es mejor no levantarse de la cama, por suerte hay otros que mejoran esos días, y al final los malos se olvidan.
EliminarEstaré esperando que nos hables de la Ley de Murphy, me parece muy interesante.
Un besillo.
Siento lo de la guantera, qué faena, pero me ha hecho mucha gracia.
ResponderEliminarHay que divagar.. no veas lo que dan de sí las ideas raras eh!
Besotes
La verdad es que sí, se me va un poco la pinza con las cosas, divago y no me centro. Lo malo es que así va mi cabeza todo el día, de un lado a otro sin parar. Jajaja.
EliminarUn besillo.
He encontrado ahora mismo tu blog y tengo que decirte que es un espacio encantador, me ha entusiasmado todo, asi que para no perderme ninguna entrada me hago seguidora ahora mismo!!
ResponderEliminarTe invito a dar una vuelta por mi rinconcito, espero que tambien te guste!!
Un Saludo
Me alegro mucho de que te guste, y bienvenida por estos lares.
EliminarUn besillo.
Maria cuando no pasa algo en una casa, Pero lo cuentas tan bien y divertido que no me canso de leerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegro de divertirte, jejeje.
EliminarHay que sacar lo bueno de las cosas malas.
Un besillo.
Pobrecita, vaya día!! jajajaja. Bueno, por si te sirve de consuelo te diré que la entrada de hoy te ha quedado muy bien :)) Espero que tu dolor de cabeza no fuera a más y que pudieras relajarte un poquito al fin. Piensa que todo es entrenamiento en esta vida :P
ResponderEliminarUn besillo, guapa!!
El dolor de cabeza se calmó, no sé como, pero lo hizo.
EliminarY yo geniel, el día pasó y vino otro mejor.
Un besillo.
Hoy esa canción de Serrat: "Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así, aprovecharlo o que pase de largo, depende en parte de ti..." NO HA FUNCIONADO muy bien que digamos... Y NO ME EXTRAÑA NADA, María, que hayas acabado con ese dolor de cabeza y bajón de adrenalina ¡lógico y lamentable, de veras!
ResponderEliminarHay días que mejor olvidarlos pronto y sacar conclusiones positivas de todo lo ocurrido, por lo que no te vendría mal hacer un curso de electricidad.
¡Siento mucho lo ocurrido!
Un abrazo y que el fin de semana te recompense de ese mal día!
Me encanta esa canción. Me pone las pilas.
EliminarNo te creas, pero de verdad me estoy pensando en hacer algo de electricidad.
Un besillo.
Jajaj, me recuerda a una peli que veía de pequeña, Aventuras en la gran ciudad, donde cantan un blues recitando todo lo malo que les ha pasado ese día y el estribillo repite que hay días que es mejor no salir de casa,jajajaja.
ResponderEliminarEn mi familia muy directa tengo mecánicos y electricistas, así que en ese sentido tengo suerte, pero yo llevo un año...con las inundaciones de junio hubo muchos desperfectos y claro, tuvimos que llamar a los seguros particulares y al comunitario, y yo de presidenta de la comunidad, no sabes que pesadilla de peritos, electricistas, pintores, porque tienen que venir los que ellos te envían...
Lo de Atila lo dijo mi madre de mi hermana toda la vida, y es que sigue igual,jajaja.
Un besito y feliz viernes.
Me encantaba esa película. Pero no tengo tanta memoria como tú, jejeje.
EliminarSuerte con las inundaciones, y lo de ser presidenta dbe de ser horroroso. Yo no lo quiero ni en pintura.
Mi hermana también ha sido Atila toda su vida, jejeje, ahora le toca a mi hija.
Un besillo.
Y sí, cuando te levantás con el pie izquierdo, no hay con qué darle. Lástima que no se pueda una acostar de nuevo y esperar a que el día pase jajaja.
ResponderEliminarEspero tu historia con la empresa de electricidad; yo también tengo algunas anécdotas para contar :P
Saludos!
Pues la haré pronto, así también puedo informar, porque la verdad es que después de estar investigando, estoy hecha un hacha, jejeje.
EliminarUn besillo.
¡¡¡Tienes razón, María!!! Cuando surge un problema te da el subidón de adrenalina, para poder hacerle frente y luego, te quedas más que chafado. Tú tuviste un día movidito, no me extraña que divagaras y acabaras planteándote el convertirte en la electricista de la familia, jeje. (Y ¿por qué no?) Ánimo!!!
ResponderEliminarUn beso enorme
Bueno, días como colores, y después de este vienen más y mejores.
EliminarUn besillo.
Desde luego madre mía, me he visto reflejada en todo porque yo soy también muy nerviosa y te imagino lo mal que lo tuviste que pasar, pero bueno ya paso afortunadamente. un beso. TERESA.
ResponderEliminarSí, todo pasa, y lo bueno viene a recibirnos con su mejor sonrisa.
EliminarUn besillo.
Es que cuando viene una cosa, van todas rodadas jejeje. Siento el día, pero luego, cuando pasa todo, te quedas tan ricamente. Tengo ganas de leer esas historias de mecánico y de luces jajajaj Todos llevamos historias de esas dentro, pero nadie mejor que tú para relatarlas. Un abrazuco!! :)
ResponderEliminarAyy seguro que os las cuento algún día, aunque son más en busca de algo más barato que graciosas.
EliminarUn besillo.
Eso van a ser los Gremlins.
ResponderEliminarLo de estudiar carreras es lo más inútil, y se demuestra en el día a día...Como bien dices: Necesitamos electricistas, fontaneros y mecánicos.
Eso os pasa por estudiar tanto.
Besos
Oye pues es verdad no sé si les di de comer después de las doce, con eso de uqe se me fue la luz...
EliminarMis estudios tendrían que haber ido por otros caminos. Aunque nunca es tarde para estudiar más, jajaja.
Un besillo.