Bienvenido al mundo editorial

      Estoy en el momento de embarcarme en el mundo editorial. Me pasa algo muy raro. De toda la vida me hubiera encantado trabajar en una editorial. Eso de pasarme la vida leyendo y que me pagaran por ello era el mejor de los trabajos. Y ahora, si lo pienso también lo haría encantada.

      Pero terminé la carrera, y vi que meterse en ese mundo, no era tan fácil como acabar la carrera y decir que era filóloga. Ahora no viene al caso hablar de ello. Os pongo en situación simplemente para hablar del panorama actual de los libros.

      Anteriormente, sí querías publicar un libro, tenías que hacer miles de copias, meterlo en sobres y mandarlo a las editoriales. Sí tenías suerte, te publicaban, y si no, habías perdido un montón de dinero en fotocopias.


     Ahora las cosas son más fáciles, la era digital es mucho más sencilla, y nos acerca todo hasta la puerta de nuestra casa. Ahora existe la publicación llamada tradicional, la copublicación y la autopublicación.

     Así que como escritor que eres, escribes un libro, novela, cuentos, poesía, lo que sea. Y decides embarcarte en la busca y captura de editorial.

     Lo primero que tienes que pensar es si quieres que te publiquen a la antigua usanza, hacerlo tú mismo o con un poco de ayuda de la editorial. Y aquí es donde vienen los quebraderos de cabeza.

     Siempre nos han enseñado en este país que lo que teníamos que hacer era comprarnos casas, que el alquiler era tirar el dinero. Pues creo que con los libros es lo mismo. Los escritores queremos que las editoriales nos cojan y nos publiquen, porque si te publicas tú es como perder valor.

      Pero te pones a pensar realmente en lo que esto significa y la cosa puede cambiar un poco. Hay muchos libros publicados por grandes editoriales que son incomestibles. No puedes pasar de la página veinte, y aun así les das una oportunidad e intentas llegar a la cien, pero cuando el aburrimiento se te mete en el cuerpo de tal manera que no sabes cómo sacarlo, decides que dejarás de leer ese libro. (No nombraré ninguno por no herir sensibilidades).

     Esos libros horrorosos, o libros mal escritos, con errores gramaticales incluso, han sido publicados por editoriales libremente. Conclusión: que te publiquen un libro no te hace ser mejor escritor.

     Así que nos vamos a la autopublicación o copublicación. Hay millones de contratos de este tipo de editoriales. Cada una tiene el suyo propio. Hay algunas más famosas y otras que lo son menos. Y a raíz de la salida de estas editoriales han salido nuevas estafas para ganar dinero a costa del escritor. Pero de esto no voy  a hablar, porque de lo que me interesa hablar es de las editoriales "buenas".

      Tú mandas tu obra y te dan un presupuesto adaptado a tu libro y a tus necesidades. Es verdad que aunque sean de autopublicación, no aceptan todas las obras que les lleguen, pero si tienes un mínimo, tu obra será publicada.

      Con una editorial tradicional tienes que mandar una carta de presentación, que para los escritores noveles, que apenas hemos hecho nada, nos trae unos quebraderos de cabeza horrorosos. Sin embargo en una editorial no tradicional, esta carta no es necesaria.

       Otra diferencia que les veo a unas y a otras, es que (hablando desde lo poco que sé), generalmente al publicarte un libro, el escritor se lleva de cada libro vendido un 8 o un 10%. Sin embargo en una autopublicación tú pagas tus libros y después todo el beneficio es para ti. Por ejemplo, pongamos que venden tu libro a diez euros (para redondear). Si publicas con la editorial tradicional, tú te llevas un euro de cada libro. Si autopublicas y lo vendes a 10 euros, y a ti te ha costado hacer cada libro, pongamos que cinco, ya te estás llevando cinco euros por libro. Hagamos cuentas.

      Es verdad que para autopublicar tienes que hacer un desembolso inicial, y que la publicidad, las presentaciones y demás las tienes que hacer tú. Pero para eso está también la copublicación.

      Ahora que estoy metida en toda esta vorágine de editoriales, y foros hablando de unas y de otras, me estoy dando cuenta de que no es oro todo lo que reluce, y de que los escritores nos echamos más piedras sobre nuestro propio tejado. Que te autopubliques no quiere decir que seas malo, ni que te publiquen las grandes editoriales que seas bueno. Dejemos los estereotipos a un lado y no clasifiquemos.